miércoles, 25 de agosto de 2010

Actividad física adaptada: Niños

 NIÑOS

Organización biológica del crecimiento.
Desde el nacimiento a la edad adulta el ser orgánico sufre profundas modificaciones, algunas de las cuales son mensurables. A partir de estas mediciones se han deducido leyes que se aplican a los procesos biológicos del crecimiento.
Dichos procesos comprenden varias etapas, no todos los niños atraviesan estas etapas de la misma manera; influyen características propias, factores externos e internos y todo confluye afectando el ritmo de crecimiento y maduración.
Existe una tendencia general en el desarrollo de determinadas estructuras como talla en relación al peso, edad y sexo.

 Madurez ósea.
El esqueleto está formado por 206 piezas óseas de tamaño muy variable que actúan como protección o armazón del organismo. El armazón etá constituido por una matriz proteica sobre la que se fija calcio por la acción de las células formadoras de hueso: osteoblastos.
Los huesos poseen las 9/10 partes de calcio del organismo. Existen dos grandes grupos de huesos:
- Esponjosos, porosos y ricamente vascualrizados (vértebras).
- Compactos (extremidades, huesos largos).
Los huesos largos comprenden una parte central, diáfisis, y dos extremos o epífisis formados por tejido esponjoso. La diáfisis forma el periostio rico en vasos sanguíneos, nervios y osteoblastos. Las epífisis están recubiertas por cartílago articular donde los huesos de una articulación rozan entre sí.
La evolución y maduración ósea prosigue desde el 2º mes de vida hasta la edad adulta. Los huesos aparecen todos en el mismo orden en todos los individuos y se osifican a partir de puntos de osificación parecidos en todas las personas. Todo está controlado genéticamente y se desarrollan en una secuencia previsible. En el feto las diferentes partes del esqueleto aparecen en forma de cartílago casi transparente. El cartílago de crecimiento se osifica progresivamente a partir de los puntos de osificación primarios (diáfisis) formando un manguito óseo. Cada epífisis comprende a su vez un punto de osificación secundario. La maduración ósea traduce el proceso de maduración global del organismo, es decir, su pleno desarrollo.
La talla adulta es 3,5 veces la del nacimiento y su evolución sigue una curva de deceleración creciente salvo en el momento de la pubertad, fenómeno que sucede unos 2 años antes en las chicas. NO existen diferencias entre los sexos hasta los 8-10 años.
La previsión de la talla, edad biológica (maduración ósea) y la edad cronológica son necesarias para la orientación del entrenamiento.
El niño hereda de sus padres un modelo de crecimiento posible, sin embargo, la actualización de ese modelo depende de las influencias del medio.

Talla definitiva prevista =        Talla actual x 100
                                              Porcentaje de la talla adulta


El estudio de la velocidad de crecimiento evidencia el incremento en la talla; la definición del “blanco genético” nos permite calcular la altura a la que llegará el niño en la edad adulta.


Veloc. de crecim.=talla cm padre+talla cm madre+13*2

La variación puede ser de más-menos 8 centímetros.
* Diferencia media entre hombre y mujeres adultos

 Desarrollo ponderal.
El peso de un adulto es, en promedio, igual a 20 veces su peso en el nacimiento, aunque las variaciones individuales son mucho más pronunciadas que la talla y se acentúan con la edad en vez de estabilizarse, pues son numerosos los factores externos que actúan sobre él: medio social, normas higiénicas-dietéticas.
Existen fórmulas que determinan el peso ideal en cualquier edad, como la propuesta por Massler adaptada a edades de entre 5 y 17 años.
Para varones:


PI(g) = (circunferencia de la pantorrilla)2 x talla
3,247
Para chicas:

PI(g) = (circunferencia de la pantorrilla)2 x talla
3,334

Solamente el 3% de los casos de obesidad provienen de trastornos metabólicos o de enfermedades. El resto resulta de una mala alimentación o de una predisposición genética.
El niño al nacer tiene 16% del peso corporal en forma de grasa y llega al 24-30% a la edad de un año para disminuir hasta el 14% a los 6 años.
En el adulto, se considera normal entre 10-15% en el varón y 17-22% en la mujer, denominándose personas obesas a las que se encuentren, respectivamente, por encima de un 20-30% de peso corporal graso.


Desarrollo motor.
El hombre, desde la concepción hasta la adolescencia, sigue un proceso continuo de desarrollo físico, psíquico y social, a través de varias etapas que pueden resumirse en:
- Período prenatal: desde la concepción al nacimiento.
- Período postnatal:
- Neonatal: los primeros 30 días de vida.
- Lactante: de 1 mes a 2 años.
- Preescolar: de 2 a 6 años.
- Escolar: de 7 a 10 años en niñas; de 12 a 14 en niños.
- Período de la adolescencia:
- Prepuberal: de 10 a 12 años en niñas; 12 a 14 en niños.
- Puberal: de 12 a 14 años en niñas; 14 a 16 en niños.
- Período Postpuberal: 14 a 16 años en niñas; 16 a 18 años en niños.

Ya desde los primeros días, los niños realizan ejercicios “gimnásticos” que fortalecen sus músculos. Rápidamente, aprenden a mantener la cabeza erguida y, posteriormente, el gateo y otros juegos nos indican la necesidad de movimiento que tiene el niño.
Las acciones y habilidades motrices básicas son el resultado de procesos de aprendizaje sensoriomotores; los mecanismos neurofisiológicos de estos aprendizajes guardan una estrecha dependencia con el sistema nervioso central.
Hay, pues, una gran relación entre las capacidades psicomotrices y la maduración cerebral que se alcanza de forma definitiva hacia los 20 años.
Dependiendo de la evolución de la maduración del sistema nervioso central, podemos establecer diferentes etapas en la adquisición y el aprendizaje de las habilidades motrices y marcar períodos básicos en la vida del niño.

Período ideal para el aprendizaje motor: entre los 8 y los 12 años.


La habilidad motriz, o modelo de conducta motriz, es un cambio permanente en las prestaciones motrices que se establecen a través de la fijación de determinados engramas sensoriales. La habilidad motriz implica precisión y economía de esfuerzo, aprendizaje previo y perfección en función de la economía de esfuerzo.


La coordinación es la actividad armónica de diversas partes que participan en una función, especialmente entre grupos musculares bajo la dirección cerebral.

El equilibrio, dinámico o estático, es el conjunto de fuerzas opuestas que se contrarrestan exactamente; éstas vienen reguladas desde el sistema nervioso central y el éxito depende del grado de maduración del mismo.


El desarrollo de los huesos y los músculos proporciona el sustrato anatómico para que se desarrolle la fuerza y la destreza motriz. El aumento de la masa muscular tiende a preceder al crecimiento de la fuerza y la destreza, pues esta última no solo supone la presencia de medios estructurales, sino también la de la madurez neurofisiológica y las experiencias necesarias para la utilización funcional y la coordinación motriz; se alcanza en edades avanzadas (20 años).


Las diferentes individualidades en cuanto a la aparición de aptitudes locomotrices están determinadas por factores genéticos y temperamentales, tales como el ansia, la osadía, la perseverancia, la curiosidad, así como por las condiciones de motivación e incentivos existentes en su medio sociocultural y ambiental.


El crecimiento somático como fenómeno celular.
Los elementos del crecimiento permiten establecer tres leyes fundamentales en el ritmo de crecimiento:
a) Ley de progresión y de amortiguación, que dice que el crecimiento de las dimensiones corporales generales es tanto mayor cuanto se es más joven.
Ej.: un huevo fecundado pasa de 2 micras a 10 mm en tan solo dos semanas.

b) Ley de la disociación, que enuncia que las diferentes partes del cuerpo no crecen conjunta y proporcionalmente.
Ej.: al nacer la cabeza ocupa el 25% de la estatura
c) Ley de la alternancia, que considera que existen unos períodos de crecimiento más lentos que otros.
Ej.: de los 0 a los 2 años y de los 10 a los 15 años el crecimiento es más acelerado que en el período intermedio o después de la pubertad.

Factores que afectan al crecimiento.
a) intrínsecos:
- La herencia. Los factores genéticos aseguran una gran influencia sobre el crecimiento, habiendo una fuerte correlación entre la estatura de los padres y la de los hijo, sobre todo del mismo sexo.
- El sexo. Hasta los 8 – 10 años existen pocas diferencias entre ambos sexos en lo referente al crecimiento. A partir de la pubertad las niñas se ven aventajadas, alcanzando antes su talla definitiva.
- Las hormonas. Aseguran la coordinación de diferentes funciones en todo el organismo, circulando libremente por la sangre. Participan ampliamente en el mantenimiento de la homeostasis y se autocontrolan recíprocamente en su mayoría. Las principales hormonas implicadas en el crecimiento óseo son la GH, T3, T4, cortisol, hormonas sexuales y la insulina.
- Las enfermedades. Si una enfermedad no se prolonga por demasiado tiempo (meses) y no afecta al niño en le primer año de vida, aparece el fenómeno de la recuperación, por la que el retraso posible sufrido por el niño se compensa posteriormente sin dejar secuelas.
- Peso al nacer. Más de un 5% de los niños nacen con un peso inferior al normal (por debajo de 2,5 kilos) o de forma prematura (entre el 6º y 9º mes), sufriendo alteraciones respiratorias, circulatorias o digestivas, así como problemas de inmunidad. Los trastornos del crecimiento son más acusados cuanto más bajo sea el peso al nacer o mayor la prematuridad.

b) Extrínsecos:
- La nutrición. Es el principal factor externo, pues permite al modelo genético cumplirse o no. Una alimentación equilibrada es imprescindible para alcanzar el potencial genético normal del niño.
- El ejercicio. Es esencial para el desarrollo armónico del cuerpo y produce una mejora significativa del sistema cardiorrespiratorio, metabolismo, tono y desarrollo muscular. Si el ejercicio no es intensivo, sino moderado, favorece el crecimiento óseo hasta su valor normal (potencial genético), pero no más allá de lo que cabría, es decir, no se fabrican gigantes entrenando. La actividad física conduce en las mejores condiciones hasta la talla genéticamente determinada. Si el ejercicio es demasiado intenso, el hueso. Sometido a una tensión exagerada, sacrifica su potencial de crecimiento para conservar su configuración y estabilidad. Una compresión enérgica intermitente del cartílago, ayudada por la gravedad, el peso del niño y la contracción muscular, son esenciales para que éste pueda tener un desarrollo normal.
- Enfermedades y alimentación materna. Cuanto más precozmente se vea afectada la madre con enfermedades como la rubéola o una simple gripe mayores son las repercusiones sobre el desarrollo del niño, dado que el embrión posee muy pocas células indiferenciadas y la afectación de una de ellas repercutirá en todas las que van a dar lugar. La carencia de minerales (hierro, calcio, cobre), de proteínas y de vitaminas (A, B, D), retarda el crecimiento y afecta la talla del recién nacido.
- Las radiaciones. Se debe evitar en lo posible hacer radiografías a las embarazadas gestantes.
- La raza y el clima. A menudo se suman a factores ambientales y socioculturales a factores raciales , por lo que hace difícil estudiar este fenómeno.
- Las estaciones. Estudios llevados a cabo en grandes poblaciones han mostrado que se produce un incremento más importante de la estatura en primavera, mientras que el crecimiento ponderal es más acusado en otoño.
- Las clases sociales. Los niños de clases sociales más altas son siempre más altos y pesados que los de estratos sociales más deprimidos. Se debe, fundamentalmente, a la calidad de la alimentación y las normas higiénicas de descanso y sueño, deporte moderado, ambiente afectivo, número de hermanos.
- Evolución de la especie. La tendencia de crecimiento en los niños es muy variable de una generación a otra. Las mejoras en las condiciones de vida genera un aumento de la talla que termina por alcanzar una meseta cuando se han alcanzado las condiciones óptimas.

Respuestas y adaptaciones fisiológicas en el niño por la actividad física.

Las cualidades físicas que se consideran fundamentales son: fuerza, velocidad y resistencia.

La fuerza es la capacidad de superar o de actuar contra una resistencia exterior, basándose en los procesos nerviosos (reclutamiento de unidades motoras) y metabólicos de la musculatura. La fuerza se incrementa después de los 13 – 14 años en los chicos mientras que en las niñas ocurre a partir de los 11 – 12 años. El momento óptimo pata el inicio del entrenamiento de la fuerza ocurre al alcanzarse el nivel suficiente de testosterona circulando. Antes de los 10 años, los entrenamientos de fuerza producen escasos resultados, ya que apenas se puede modificar el diámetro de las fibras musculares, si bien puede mejorarse notablemente la coordinación neuromuscular. Hasta el estado 2 de Tanner no hay mejora de la masa muscular por efecto de la insuficiente circulación de andrógenos. Los estímulos no deben superar las cargas sub-máximas (60%) en sesiones de entrenamiento que involucren trabajos direccionados a la formación corporal. Los posturales y las grandes masas musculares tendrán un gran protagonismo en estas etapas del desarrollo del púber. Se hará hincapié en los procesos de recuperación del sistema energéticos y de las fibras musculares para asegurar la supercompensación antes de volver a shockear al ser orgánica con una nueva carga de entrenamiento.
La recuperación deberá considerarse como un valor normativo para la planificación. La recuperación abarca distintas áreas del organismo, a saber:
- Depósitos energéticos.
- Función cardiovascular.
- Equilibrio endocrino.
- Equilibrio electrolítico.
Además este proceso tiene forma de fases:
- Incompleta.
- Completa.
- Sobrecompensada.

El proceso regenerativo tiene entonces una fase temprana, una tardía y finalmente una de sobrecompensación.